Redencion
Lo reconozco, no fui lo suficientemente fuerte, ni astuto, ni previsor.
Malogre y olvide todos mis dones y fortalezas, me deje llevar por la influencia de un mundo al que no pertenecia, y ahora por mis falencias y debilidades debo pagar... debemos pagar... deben pagar.
Aquel que dije alguna vez que nunac mas veria la luz ahora espera su hora triunfante, cuando nuevamente la luz del sol brille sobre su piel. ,mas yo, fracasado y herido, he de revolcarme en las sombras donde el estuvo atrapado hasta saldar una condena que nunca se ha de saldar.
Pido perdon por mi debilidad, pido perdon por mi candidez, mas sobre todo pido perdon por mi falta de vision, al no poder preveer que aquel que fui yo, que prometi dejaria de ser yo, y pronto volvera a serlo, seria el unico capaz de reparar a su especial forma todos los errores que mi estupidez e inocencia cometieron.
Pido perdon por los que caeran, pido perdon de antemano por la sangre que se vertera por mi nombre y en su nombre, pido perdon por las desgracias q se acercan y que ya no puedo ni tengo derecho de evitar. Pido perdon porque mi fracaso es su triunfo, porque mi oportunidad fue su celo, porque mi derrota sera vuestra derrota, y su victoria.
Un joven muere para que el anciano eterno vuelva a la vida, y esta vez, sin ningun paragon que se interponga en su camino. La muerte de la virtud ha llegado, y la vida celebra la traicion, la codicia, la sed de sangre.
La noble espada dara lugar al fuego y la daga, y esta vez nadie sera salvo. El camino de la redencion llevara inquebrantablemente una demanda de justicia, mas nadie que comprenda tal virtud comprenderia lo que va a ocurrir. La peor de las tergiversaciones humanas no llegaria ni siquiera a vislumbrar el verdadero significado de estas palabras, y mientras estas palabras cada vez mas pierden sentido el joven agoniza y el anciano se agazapa en espera de su momento, relamiendose, regocijandoce de antemano por la desgracia que a su paso habra de dejar.
Y la suave brisa que acaricia los cabellos al viento cede a la tormenta cuyas alas solo rozan hasta el relampago que calcina y electrocuta todo a su paso, la luz y el ardor de la ira divina que desde los cielos desciende veloz e implacable.
Mas esto nada ha de tener de divino, el joven ha muerto, el anciano abre sus ojos nuevamente al mundo, observando por primera vez en años lo que le fue vetado, y planeando, pensando, midiendo cada paso con precision de cirujano, anhelando un fracaso para asi poder demostrar el alcance verdadero de sus capacidades.
El ultimo aliento de agonia del joven aun resuena en su cabeza... "perdon"
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